Felices aquellos que creen sin ver



Teatro para todos los sentidos, menos la vista. Así es como lo describiría cualquier folleto que aborde la obra La Isla desierta de Roberto Arlt, que se presenta todos los viernes y sábados en el Centro Cultural Konex.
Con métodos poco convencionales, pretende contar la historia de un grupo de burócratas oficinistas que han sido trasladados desde un oscuro subsuelo a la planta alta, desde donde tienen acceso, ventanas de por medio, al mundo exterior. Esta situación les permite soñar despiertos y evocar gratos recuerdos de libertad, lo que resulta ser un verdadero problema.
La puesta en escena parece ser no sólo original sino también adecuada para la obra, que es un canto a la creatividad. En contra de las ataduras que incluso un trabajo rutinario puede significar para el ser humano, esta presentación logra un relato por medio de olores, sonidos y sensaciones que colocan al espectador entre bambalinas.
Los actores, en su mayoría no videntes, hacen las veces de guías para los concurrentes inexpertos, que por momentos pueden llegar a sentirse atrapados en la oscuridad absoluta.
Sólo apta para aquellos que sepan disfrutar de situaciones intensas y de total incertidumbre. Claustrofóbicos, abstenerse.
Lo más llamativo es que esta obra es que, como pocas, logra mantener la atención de los presentes quitándoles algo tan preciado como la capacidad de ver.







Por: M. A. O.


Más información:http://www.ciudadculturalkonex.org/es/espectaculos.asp

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