Conmemoración del Holocausto

Nuevamente celebramos el aniversario del levantamiento del Ghetto de Varsovia. Mientras la comunidad judía realiza actos en memoria de las seis millones de víctimas del Holocausto, todavía hay personas que continúan negando el Holocausto, y no me refiero solamente al Presidente de Irán, sino a una gran cantidad de agrupaciones alrededor del mundo que cada vez más públicamente reivindican la ideología nazi, el autoritarismo y la pureza racial.
Es fácil pensar que muchos hechos quedaron atrás, que son parte de la historia y que en consecuencia pueden ser olvidados. Sin embargo, en el corazón del continente europeo, allí donde los nazis convirtieron en, según sus palabras, el vertedero donde debían ser desechadas y exterminadas las razas impuras, en Polonia, el paisaje todavía habla, susurra las atrocidades de las que fue testigo hace 60 años.
Hace tres años tuve la oportunidad de viajar hacia allá y no que hay internarse en las profundidades de los bosques para escuchar los lamentos de los muertos que yacen en las fosas comunes. Basta con ir a una gran ciudad como Lublín, donde se encuentra el campo de exterminio de Majdanek, todavía intacto –como si se negara a resistir el paso del tiempo- y descubrir las barracas, las cámaras de gas, los crematorios y hasta las cenizas que fueron encontradas en toneladas cuando los nazis fueron derrotados.
A unos kilómetros de allí se encuentra Auschwitz-Birkenau, el campo donde fue asesinada la mayor cantidad de judíos. Allí todavía están sus pertenencias: zapatos, valijas, prendas de vestir y hasta su cabello, que los nazis cortaban para deshumanizarlos, para acabar con su identidad judía y, sobre todo, humana.
Las siguientes fotos –tomadas por mí y que quiero compartir acá- son pruebas contundentes del genocidio nazi, testimonios que nadie como ser humano puede olvidar.

El campo de concetración de Majdanek, todavía intacto.


Las duchas, el paso previo a la cámara de gas.



Interior de la cámara de gas. Las manchas verdes son producto del Cyclon B.



La entrada de Auschwitz con la irónica frase
"Arbeit Macht Frei": "El Trabajo Libera"


Uno de los hornos del crematorio



(las fotos son propias)

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